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RUNNING

Hay plantillas, como las de Noene, que además de absorber el impacto, disipan el 92% de las vibraciones

Plantillas, ¿cuándo usarlas en running?

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(22-11-2017). La principal finalidad de una plantilla es aportar protección, equilibrio y estabilidad al pie, a través de un reparto homogéneo de las cargas, que permita a las piernas trabajar en simetría. ¿Cuándo es recomendable su uso en el running?

Como comenta Enric Violan, podólogo deportivo, “en cualquier tratamiento biomecánico hay dos objetivos principales. Por un lado, la prevención de lesión y, por otro, su curación, cuando ya se ha producido. Por tanto, desde el momento en que ayudemos a prevenir y/o evitar que se repita una lesión es cuando podremos obtener un mayor rendimiento en carrera o durante el entrenamiento. La plantilla no es un instrumento para rendir más sino que es el medio para que aquella musculatura, tobillo, rodilla, etc., trabajen mejor”.

Cuándo realmente puede ser necesaria

Una plantilla incide directamente sobre todo el aparato locomotor que tiene su comienzo en el dedo gordo del pie y se extiende por tobillo, rodilla, cadera y espalda, hasta alcanzar la última vertebra. En el running, muchos de los problemas que pueden aparecer están relacionados precisamente con estas zonas. Así pues, unas plantillas deportivas adecuadas pueden ayudar a corregir y contribuir a la recuperación de las dolencias que puedan surgir. Pero, además, repetimos, pueden prevenir su aparición. En este sentido, uno de los fabricantes más reconocidos de plantillas deportivas del mercado, Noene, destaca que “muchas veces, se aplica el tratamiento cuando ya se ha producido la dolencia, y no en una etapa de prevención, en la que las plantillas pueden ser un gran aliado”.

Plantillas específicas para cada variante de running

Ante la pregunta sobre si hay una plantilla diferente para running de asfalto y trail running, lo cierto es que no existen grandes diferencias. Como comenta el podólogo deportivo, “hablaríamos fundamentalmente de matices muy concretos. Por ejemplo, sí que podríamos mejorar o variar la plantilla en cuanto al peso en función de si estamos en competición o entrenamiento. En competición puede ser más ligera acorde a la propia ligereza que de por sí tiene la zapatilla y a la hora de entrenar, más pesada”.

La diferencia de plantilla sí que se da, en cambio, en el ámbito del atletismo, concretamente en velocistas que cubren distancias muy cortas en poco tiempo. “En estos casos”, explica Enric, “la técnica de carrera es diferente, también la zapatilla y, por tanto, la plantilla tendrá que tener unas características concretas. Estamos hablando de un calzado concreto que utiliza clavos en su suela y con una capacidad o espacio interior mucho menor. En ese sentido habría que adaptarla correctamente”.

Características generales de la plantilla

Dentro de la polivalencia que puede tener una plantilla en el ámbito del running de asfalto o montaña –adaptada evidentemente a las necesidades reales de la persona- es importante que tenga unas características concretas. “Lo fundamental”, argumenta Violan, “es que acomode bien el pie en el suelo. También tiene que ser una plantilla que controle correctamente los movimientos de pronación y supinación, y que tenga una parte de amortiguación. Una plantilla no puede asumir toda la amortiguación porque es la propia zapatilla la que debe permitirla. En cuanto a materiales, hay un amplio abanico de posibilidades similares a los que se utilizan en una zapatilla y que ya están preparados para lograr una transpiración correcta del pie”.

Utilizarla siempre

Algunos runners amateurs sólo utilizan la plantilla cuando salen a entrenar o a competir. Como comenta el podólogo deportivo, “mi recomendación es que se utilice siempre ya que cuantas más hora se lleve, más descansada estará la musculatura y más pronto se podrá solucionar el problema, en el caso de que haya algún tipo de lesión. También es recomendable llevarla siempre por prevención”.

Respecto a la vida útil de una plantilla, es aconsejable revisar su estado a partir del año o año y medio aproximadamente. “Pasado este tiempo, sí que habría que valorar si se cambia o no”, asegura Violan.


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