Quantcast

TRAIL RUNNING

Consejos de Vèrtic Outdoor

Cómo organizar el peso en la mochila de trail running

Una descompensación puede ocasionar molestias

mochila-trailrunning

(30-10-2019). Correr con una mochila a cuestas, ya sea tipo chaleco o bien una mochila ligera, puede ser una actividad de lo más placentera. Siempre y cuando sepas distribuir el peso que llevamos cargado a la espalda de la forma correcta. Y es que, si no lo hacemos así, correremos de forma descompensada y, de buen seguro, corremos el riesgo de padecer alguna molestia posterior. Si seguimos los consejos de los expertos de las tiendas especializadas Vèrtic Outdoor, no tendremos ningún problema.

Salir a correr varias horas –o incluso varios días- por la montaña se ha convertido en una actividad más llevadora gracias a la aparición de los chalecos de trail running o las mochilas ligeras. De esta forma, lo que podría parecer algo engorroso, la dificultad añadida de correr con peso cargado encima de nuestros hombros, puede convertirse en un salvavidas constante.

Más allá de determinar qué debemos llevar encima (no es el propósito de este artículo), hay que conocer una serie de trucos o utilidades para correr con mochila y hacerlo adecuadamente, limitando los dolores de espalda y las incomodidades que nos pueda generar acarrear algún tipo de carga sobre nuestra espalda.

Mochila específica

Antes de saber cómo debemos repartir el peso de forma adecuada, los especialistas de Vèrtic Outdoor recuerdan la importancia de elegir una mochila cómoda, bien sujeta a los hombros y a la cintura para que oscile lo menos posible, apropiada para nosotros y para la actividad que vamos a llevar a cabo. En este sentido, por poner un ejemplo, sería una barbaridad salir a correr por el monte con una mochila de treking de unos 40 litros de capacidad. Sería muy incómodo, además de notar, en todo momento, que el barco que llevamos pegado a la espalda en forma de mochila no para de moverse en todas direcciones. Lógicamente, no es lo mismo un chaleco ligero con una capacidad de unos 12 litros que nos posibilitará transportar todo lo básico para un par de días que una gran mochila para hacer senderismo.

Otra de las advertencias que nos comentan desde Vèrtic Outdoor es la necesidad de trabajar bien los músculos del core para poder correr con la máxima seguridad posible, así como la musculatura de la espalda y los hombros. Y es que si tonificamos adecuadamente esta zona de nuestro cuerpo, notaremos menos el peso añadido que nos echamos a la espalda. Hay que tener presente que, cuando corremos con mochila, nuestro centro de gravedad se desplaza y nuestro cuerpo, aunque sea de forma inconsciente, buscará recuperar su posición natural. Todo ello, genera una mayor tensión en la musculatura abdominal, y cuánto más reforzada esté ésta, sufriremos mucho menos. Asimismo, debemos intentar correr con la mejor técnica posible, con la cabeza mirando al frente y el pecho hacia arriba, con los omóplatos hacia atrás. Con un core fortalecido, aprovecharemos mucho mejor cada zancada.

¿Con la casa a cuestas? Ni hablar

Poner todos los enseres dentro de la mochila requiere un poco de práctica y método. Sin embargo, una vez tengamos experiencia, casi lo haremos de forma automática. Ahora bien, antes de exponerlo todo encima de la cama para después meterlo dentro de la mochila, es necesario hacer un análisis crítico de todo lo que necesitamos. Si nuestra intención es correr con la mochila o chaleco a cuestas, está claro que debemos limitar su peso al máximo. 250 gramos de más, a lo largo de muchos kilómetros y horas en la montaña, pueden ser un lastre más que notable. Así pues, debemos prescindir de todo lo prescindible. No debemos cargar con más peso del estrictamente necesario bajo ningún concepto.

Una vez advertidos de esta serie de cuestiones previas, hemos racionalizado qué necesitamos para nuestra salida de –pongamos por caso- un par de días por la montaña. Lo tenemos todo perfectamente ordenado encima de nuestra cama, para evitar olvidarnos cualquier herramienta o prenda que requiramos después en el monte. Y ahora viene el momento decisivo: trasladar ese orden al interior de la mochila. Debemos tratar que haya un equilibrio de pesos para que la carga quede totalmente compensada en nuestra espalda y evitar, al máximo, cualquier oscilación y que algún objeto punzante se nos clave.

Cómo ordenar nuestra mochila

Ordenar bien, de forma adecuada, nuestra mochila nos facilitará una buena libertad de movimientos y que nuestra forma de correr sea lo más natural posible. Teniendo en cuenta esto, lo primero y más esencial es que el peso esté distribuido de forma equilibrada. A parte de ser fundamental para correr cómodos, evitará posibles dolores y lesiones en la zona de la espalda y las cervicales. Al mismo tiempo, cuidará la salud de nuestras piernas, evitando la aparición de cualquier molestia que pueda aparecer por un exceso de peso en alguno de los laterales.

Al fondo de la mochila. En esta zona, debemos ubicar el material más ligero o que probablemente no usaremos durante toda la jornada. Se trata de prendas como el saco de dormir o una lona para el vivac. Sólo usaremos este material cuando hayamos terminado la jornada, motivo por el cual no importa si nos demoramos más de la cuenta hasta llegar a él, ya que estaremos más que descansados.

Pegado a la espalda. Se trata de una de las zonas más sensibles de la mochila o chaleco. Es la que está en contacto directo con nuestra espalda. Por lo tanto, en este punto debemos situar el material más pesado y hacerlo de forma uniforme para evitar que cualquier protuberancia se transforme en una condena durante nuestra salida. Es una buena zona para situar la comida, rellenando los huecos con elementos más ligeros. Si sudamos mucho, es preciso proteger este tipo de productos con una bolsa de plástico o similar y evitar, de esta forma, cualquier imprevisto.

Sección superior. Es la que tenemos más a mano. Por lo tanto, es la primera que nos encontraremos en caso de emergencia. Un sol radiante puede convertirse en un auténtico chaparrón en cuestión de minutos en medio de la montaña. Si no queremos calarnos en cuestión de segundos, es preciso que tengamos a mano, el consabido impermeable o bien el paraviento, en caso de fuerte ventisca sin ir acompañada de agua en las cotas más altas del monte. Se trata de prendas poco pesadas, moldeables, que suelen ocupar poco espacio y que debemos tener lo más a mano posible.

La seta. Una sola cremallera nos puede separar de material útil como mapas, protector solar o incluso una brújula. Son instrumentos de uso común, que podemos requerir con un fácil abrir y cerrar de ojos –en este caso, de una cremallera.

Bolsillos laterales. No todas las mochilas cuentan con este tipo de complementos. Pero si los llevan, debemos explotar su gran utilidad. Son idóneas para todos aquellos enseres de tipo personal que vayamos a usar con más asiduidad (móvil, protector de labios, kleenex, cámara de fotos, caramelos, geles, etc.).

Está claro que no hay una fórmula exacta para organizar nuestra mochila de trail running, pero si seguís estos consejos, acompañados de la experiencia que os den las diferentes salidas, de buen seguro podréis correr de forma más cómoda y eficiente.

 

Información de contacto:

www.verticoutdoor.com

@vertic_es

 


Hay 1 comentario

Añade el tuyo
  1. Pilar Decathlon

    ¡Muy importante! La mala distribución sin duda puede ser sinónimo de una lesión o, en el mejor de los casos cansancio, sería fantástico acompañar esta publicación de una infografía donde se evidencie la distribución del equipaje. ¡Saludos!


Publicar un nuevo comentario.