(24-1-2025). Un estudio en el que ha participado Vicente Javier Clemente, catedrático en Nutrición y Entrenamiento de la Universidad Europea, resalta cómo el cuerpo humano es capaz de soportar esfuerzos extremos en carreras de ultra resistencia. La investigación destaca la importancia de la preparación física y la monitorización constante para garantizar el éxito y la seguridad de los participantes.
Las carreras de ultra resistencia se han convertido en un desafío extremo que pone a prueba los límites de la física y la mente humana. Un reciente estudio en el que ha participado Vicente Javier Clemente, catedrático en Nutrición y Entrenamiento de la Universidad Europea, publicado en la revista Applied Sciences, ha analizado las respuestas fisiológicas, biomecánicas y termográficas de atletas masculinos durante una carrera de cuatro días y 160 km, conocida como Santander Four Days (S4D). Este trabajo revela cómo el cuerpo humano se adapta a condiciones extremas y subraya los riesgos potenciales para la salud.

Vicente Javier Clemente, nutricionista y profesor de Entrenamiento de la Facultad de Ciencias del Deporte y director del Grupo de Investigación en Psicofisiología Aplicada de la Universidad Europea
Los eventos de ultra resistencia ofrecen una oportunidad única para estudiar las capacidades adaptativas del cuerpo humano y sus posibles cambios bajo un esfuerzo continuo y prolongado. Sin embargo, Vicente Javier Clemente, también destaca la necesidad de estrategias para minimizar los riesgos asociados. “El cuerpo humano demuestra una capacidad extraordinaria para adaptarse a esfuerzos extremos, pero estas competiciones también subrayan la importancia de una preparación y recuperación adecuadas”, afirma el catedrático.
Mayor actividad simpática y menor actividad parasimpática
Entre los hallazgos más relevantes del estudio destaca un incremento en la carga cardiovascular, con una mayor actividad simpática y menor actividad parasimpática durante la carrera, lo que refleja el esfuerzo extremo que requiere este tipo de eventos.
Vicente Javier Clemente detalla que “este es un fenómeno fisiológico clave en eventos de ultra resistencia. Durante estas competiciones, el sistema nervioso autónomo regula las funciones corporales para responder a las demandas extremas de la actividad física. En este contexto, la actividad simpática predomina significativamente, lo que implica un estado constante de alerta y movilización de recursos”.
Esto se traduce “en un aumento de la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la liberación de glucosa en sangre, todo ello para garantizar que los músculos dispongan del oxígeno y los nutrientes necesarios para mantener el esfuerzo prolongado”, añade.
Por otro lado, “la actividad parasimpática, que está asociada con la relajación, la digestión y los procesos regenerativos, se reduce considerablemente. Este desequilibrio entre los sistemas simpático y parasimpático es característico de esfuerzos intensos y prolongados, y su medición a través de la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) confirma cómo el cuerpo prioriza el rendimiento inmediato sobre los procesos de recuperación. Esto subraya la magnitud del estrés físico al que los participantes se enfrentan durante eventos como el Santander Four Days”, afirma el profesor.
Pérdida de peso durante las pruebas y estrés renal
Los resultados del estudio tienen aplicaciones claras para atletas, entrenadores y organizadores de eventos. “Es crucial contar con una hidratación y nutrición adecuadas para prevenir problemas renales y mantener el rendimiento”, destaca el catedrático de la Universidad Europea.
También observaron una pérdida significativa de peso, asociada a la deshidratación y al elevado gasto energético. Sobre este descubrimiento, Vicente Javier Clemente explica que “el análisis urinario reveló un aumento en la concentración de proteínas tras la tercera etapa de la carrera, indicando estrés renal”.
Clemente resalta que “el estrés renal detectado durante la tercera etapa del evento es un resultado típico de las condiciones extremas asociadas con los deportes de ultra resistencia. En este caso, el aumento en las proteínas presentes en la orina, conocido como proteinuria, indica una sobrecarga renal temporal”.
Y afirma que este fenómeno puede atribuirse a varios factores:
- Por un lado, la deshidratación progresiva durante las etapas iniciales afecta la capacidad de los riñones para filtrar adecuadamente la sangre, llevando a una mayor excreción de proteínas.
- Por otro lado, el intenso catabolismo muscular, caracterizado por la descomposición de tejido muscular para generar energía, también contribuye a la acumulación de residuos metabólicos que los riñones deben procesar.
El experto asegura que para mitigar este estrés, “es crucial que los atletas mantengan una hidratación adecuada desde el inicio de la prueba, ajustando su consumo de líquidos según las condiciones ambientales y la intensidad del esfuerzo. Además, estrategias nutricionales que incluyan un equilibrio entre carbohidratos y proteínas de alta calidad antes y durante la competición pueden ayudar a reducir la carga sobre los riñones y apoyar una recuperación más eficiente. Este aspecto del cuidado renal es vital, ya que un estrés prolongado puede comprometer el rendimiento y la salud a largo plazo”.

En climas más cálidos, el riesgo de hipertermia y deshidratación podría alterar los resultados, mientras que en entornos más fríos la pérdida de líquidos por sudoración sería menor. No obstante, las adaptaciones generales del cuerpo al esfuerzo prolongado tienden a ser consistentes, moduladas por estos factores externos. Imagen: Freepik.
Temperatura corporal diferente en las extremidades
Asimismo, la temperatura corporal mostró un comportamiento desigual, con aumentos en torso y brazos, mientras que las extremidades inferiores registraron una reducción, reflejando la regulación térmica durante el esfuerzo.
Vicente Javier Clemente confirma que las diferencias de temperatura corporal entre las regiones superior e inferior observadas en este estudio son un indicador importante de cómo el cuerpo maneja el estrés térmico durante una actividad prolongada.
“En eventos de ultra resistencia, el cuerpo prioriza la termorregulación de las áreas centrales, como el pecho y el abdomen, para proteger los órganos vitales, lo que conduce a un aumento relativo de la temperatura en estas zonas. Sin embargo, las extremidades inferiores, que están más expuestas al enfriamiento debido al contacto constante con el suelo y el entorno, tienden a experimentar una disminución en la temperatura”, afirma.
Y añade que “esta variación puede tener implicaciones significativas tanto en el rendimiento como en el riesgo de lesiones. Una menor temperatura en las piernas puede reducir la eficiencia muscular, afectar la coordinación y aumentar el riesgo de calambres o lesiones por sobreuso. Además, la acumulación de fatiga muscular combinada con esta diferencia térmica puede comprometer la mecánica del movimiento, lo que subraya la importancia de estrategias de calentamiento y recuperación adecuadas que contrarresten estos efectos”.
Planificar los macronutrientes
Otra de las cuestiones que revela la investigación y que el catedrático en Nutrición y Entrenamiento de la Universidad Europea subraya es la importancia de la hidratación inicial y la preparación dietética para optimizar el rendimiento y la recuperación. “Aunque no recopilamos datos específicos de dieta previa, sabemos que una planificación adecuada en macronutrientes puede marcar la diferencia”, explica.
La nutrición es un componente esencial en la preparación para eventos de ultra resistencia. En este tipo de pruebas, el cuerpo enfrenta un enorme déficit energético debido al gasto calórico sostenido, por lo que es crucial maximizar las reservas de energía antes de comenzar.
Los carbohidratos juegan un papel fundamental, ya que son la principal fuente de energía durante ejercicios prolongados. Una adecuada carga de carbohidratos en los días previos, con alimentos de bajo índice glucémico, puede asegurar que las reservas de glucógeno muscular y hepático estén al máximo.
Las proteínas, por su parte, son importantes para la reparación y la prevención del daño muscular. Consumir proteínas de alta calidad antes y durante la prueba ayuda a reducir el catabolismo muscular.
Aunque las grasas no son la principal fuente de energía en intensidades altas, su inclusión en la dieta, especialmente de fuentes saludables como nueces o aguacates, puede proporcionar un suministro energético constante, especialmente en etapas prolongadas donde la intensidad disminuye ligeramente, aclara el experto.
Entrenar la fuerza y la flexibilidad
El catedrático de la Universidad Europea, además, recomienda “una preparación que incluya no solo resistencia física, sino también fuerza y flexibilidad. Por otro lado, la termografía, utilizada en el estudio, se perfila como una herramienta clave para anticipar lesiones y monitorizar el estado físico durante competiciones extremas. Esto permitiría identificar desequilibrios tempranos y tomar medidas preventivas.
Clemente declara que la preparación física “es fundamental para el éxito en eventos de ultra resistencia. En cuanto al entrenamiento de fuerza, se recomienda un enfoque en ejercicios funcionales que refuercen los grupos musculares principales utilizados durante la actividad, especialmente en el tren inferior y el core. Estos ejercicios no solo mejoran la resistencia muscular, sino que también ayudan a prevenir lesiones por sobrecarga, un problema común en este tipo de pruebas”.
“La flexibilidad, por otro lado”, añade, “desempeña un papel clave en mantener un rango de movimiento óptimo y prevenir tensiones musculares. Los atletas deben incorporar sesiones regulares de estiramientos dinámicos antes de los entrenamientos y de estiramientos estáticos al finalizar, asegurando que los músculos permanezcan elásticos y adaptables a las demandas de la carrera. Este equilibrio entre fuerza y flexibilidad permite a los atletas manejar mejor las demandas biomecánicas y reducir el riesgo de lesiones”.
Adaptarse a las condiciones ambientales: frío o calor
El catedrático también destaca cómo las condiciones ambientales afectan significativamente al rendimiento y las respuestas fisiológicas. “En climas más cálidos, el riesgo de hipertermia y deshidratación podría alterar los resultados, mientras que en entornos más fríos la pérdida de líquidos por sudoración sería menor. No obstante, las adaptaciones generales del cuerpo al esfuerzo prolongado tienden a ser consistentes, moduladas por estos factores externos”, manifiesta Clemente. Las condiciones ambientales extremas, ya sea frío o calor, presentan desafíos únicos que los atletas deben abordar cuidadosamente.
El experto confirma que “en ambientes fríos, el principal riesgo es la pérdida de calor corporal y la consecuente reducción de la eficiencia muscular. Para contrarrestarlo, los atletas deben usar ropa térmica adecuada y realizar calentamientos más largos para garantizar que los músculos estén preparados para la actividad. Además, incluso en condiciones frías, es fundamental mantener una hidratación adecuada, ya que la sensación de sed puede disminuir en temperaturas bajas, pero la pérdida de líquidos sigue ocurriendo”.
“En ambientes cálidos, el desafío principal es el sobrecalentamiento. Aquí, estrategias como la aclimatación al calor, entrenando en condiciones similares antes del evento, pueden ser extremadamente beneficiosas. Además, una hidratación constante y el uso de ropa transpirable y de colores claros ayudan a minimizar el impacto del calor. Estas adaptaciones no solo protegen la salud del atleta, sino que también optimizan su rendimiento, permitiéndoles afrontar las demandas de la carrera de manera más eficiente”, concluye Vicente Javier Clemente, catedrático en Nutrición y Entrenamiento de la Universidad Europea.
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