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TRAIL RUNNING

Qué tener en cuenta para correr en la nieve

Consejos sobre equipación, técnica y prevención

CORRER-NIEVE

(19-12-2018). Con la llegada del invierno, correr por la montaña adquiere una aventura y disfrute añadido: poder galopar encima de la nieve o del hielo. Eso sí, hay una serie de aspectos y factores a tener en cuenta cuando deseamos correr encima de estas superficies, ya que, lógicamente, ni el material ni las condiciones serán las mismas que cuando lo hacemos por tierra o asfalto.

Durante los próximos 4-5 meses, las montañas más altas de nuestro país adquieren un tono blanco que, además de belleza, les otorga nuevos caminos por descubrir. Con los expertos de la tienda especializada Vertic Outdoor, os detallamos los aspectos más destacados a tener en cuenta para correr en la nieve.

LAS ZAPATILLAS. Empezamos por los pies. Evidentemente, es el componente fundamental si queremos galopar encima de la nieve. Es el único punto de nuestro organismo que estará en contacto con el suelo, en este caso cubierto de un buen manto de nieve o hielo. Por lo tanto, las zapatillas van a marcar en buena parte nuestra estabilidad por un terreno tan poco estable. Lo más recomendable es que sean zapatillas con una membrana de Gore-Tex o similar. Además de usar unas zapatillas impermeables, es muy recomendable cubrirlas con unas polainas que impidan la entrada de nieve por la caña de las mismas.

Es importante que sean zapatillas con un buen agarre y, en el caso que pasemos por zonas con mucho hielo, podemos añadirles unos crampones especialmente diseñados para correr. A diferencia de otros modelos, son crampones ligeros y fáciles de poner y quitar. Además, su poco peso nos permitirá transportarlos en la mochila de trail running sin problemas. Un consejo muy útil es probar los crampones con las zapatillas que vamos a usar antes de comprarlos, para evitar sorpresas posteriores. Correr o no con crampones encima de superficies heladas puede determinar volver (o no) con algunos moratones a casa y disfrutar o amargarse durante la experiencia. De hecho, uno de los consejos es el de no correr ni a primera hora de la mañana ni a última de la tarde, cuando las temperaturas son más bajas y es más probable que nos encontremos más placas de hielo a nuestro paso.

ROPA DE ABRIGO. Cuando vamos a la montaña a correr sobre la nieve, hay que tener en cuenta que debemos ponernos en el peor de los casos. Esto es, lo ideal es correr con unas buenas condiciones meteorológicas y con el sol abrasándonos la piel (en este caso, hay que recordar que el uso de gafas de sol y de crema solar se convierte en un auténtico must). Sin embargo, debemos ponernos en el peor de los casos e ir prevenidos. Lo mejor es usar la teoría de las 3 capas, aunque para correr –muchas veces- con 2 capas sería suficiente. De esta forma, unas mallas largas (si son de lana merino mucho mejor, ya que mantienen mejor la temperatura), una camiseta térmica de manga larga, una camiseta corta técnica y un impermeable, deberían ser suficientes para poder correr en estas circunstancias.

También son determinantes las prendas con las que cubriremos nuestras extremidades, tanto las superiores como las inferiores. Unos buenos guantes impermeables para las manos y unos calcetines suficientemente gruesos –sin pasarse, pero de caña alta- para los pies deben permitirnos trotar en cualquier escenario de frío y nieve. La utilización de un gorro para nuestra cabeza también puede ser de gran ayuda para mantener la temperatura de nuestro cuerpo. Y es que hay que tener en cuenta que algunos estudios apuntan al hecho de que perdemos entre un 20 y un 30% de nuestra temperatura corporal por la cabeza. Un buen gorro reducirá en gran medida esta estadística.

Ir a correr por la nieve implica que debemos llevar encima todo el material posible que podamos requerir en el algún momento determinado. Lógicamente, si las condiciones meteorológicas son buenas, no es necesario ir ataviado con todo ello al mismo tiempo. No obstante, debería ser requerimiento necesario que todas estas piezas formen parte de nuestro equipamiento –si no las usamos en un momento determinado, podemos guardarlas en nuestro chaleco de hidratación o mochila-. Si las condiciones meteorológicas no son buenas, más vale que sobre que no que falte.

Otro accesorio que puede ayudarnos, estemos o no habituados y familiarizados con su uso, son los bastones. A veces, debido a la nieve acumulada en algunos puntos, los bastones pueden sernos de utilidad para tantear el terreno, especialmente si salimos de las rutas preestablecidas. Pueden ser un punto de apoyo para las bajadas –como si esquiáramos- y también una liberación para la fuerza de piernas durante las subidas.

HIDRATACIÓN Y ALIMENTACIÓN. Hablando de chalecos y mochilas, no hay que olvidarse nunca de la importancia de llevar líquidos con nosotros. Evidentemente, por el frío, no tendremos la sensación de estar transpirando tanto como en un día caluroso de verano. Pero nuestro organismo sigue sudando y perdiendo líquido, motivo por el cual sigue siendo imprescindible beber de forma periódica. De hecho, incluso puede ser más necesario prestar atención a esta cuestión de la hidratación que en los meses de verano. Cuando corremos debajo de un sol abrasador, notamos cómo nuestras prendas se empapan de sudor y somos conscientes del líquido que estamos perdiendo. En el caso del invierno, esta sensación desaparece. Por lo tanto, la premisa es la de siempre, beber un mínimo de medio litro por hora de actividad. Y si tenemos planteado hacer una sesión de más de una hora, llevar bebida isotónica o pastillas de electrolitos, debería ser también nuclear.

Mantener la temperatura de nuestro cuerpo es capital siempre, pero incluso más bajo un manto de nieve y en altura. Y, precisamente, la alimentación es vital para esta regulación térmica, ya que el cuerpo utiliza más recursos para mantenerse caliente cuando tiene una temperatura menor. En este estadio, pues, el gasto calórico sería mucho mayor ante un mismo esfuerzo. Por este motivo, el consejo es comer algún tipo de alimento o barrita energética cada hora. Cuanto más reales sean los alimentos que podamos ingerir, mucho mejor. Y es que nuestro cuerpo deberá trabajar más para digerir este tipo de comidas, por lo que esto hará que nos mantengamos más calientes –además de aportar energía de forma gradual y escalonada-.

TELÉFONO CARGADO Y PREVENCIÓN. Si seguimos todos estos consejos y somos conscientes de la dificultad de la ruta planeada, correr por la nieve puede ser una experiencia sin igual. Eso sí, un consejo fundamental es extremar las precauciones cuando vamos al monte con nieve. Ir a la montaña siempre puede comportar una serie de riesgos que, con nieve, pueden multiplicarse ni no estamos suficientemente preparados o si no hemos seleccionado el material adecuado. En este sentido, el teléfono móvil debe formar parte, sí o sí –y con la batería bien cargada-, de nuestra equipación y no está de más dejar claro a alguno de nuestros allegados de cuál va a ser nuestra ruta. Si afrontamos la salida acompañados de otros atletas, incluso mejor, ya que podremos obtener ayuda rápidamente en caso de necesitarla.

No es lo mismo correr por montaña en verano que en invierno y con nieve. Teniendo en cuenta esta especificidad del terreno, es preciso consultar el parte meteorológico de la zona y también el estado de la nieve en las cotas más altas. Hay que tener en cuenta, además, que una ruta relativamente sencilla durante los meses de verano puede convertirse en una auténtica tortura durante el invierno. En este aspecto, hay que ser conscientes que si nos salimos de los caminos previamente establecidos por otros corredores y/o corredoras, deberemos efectuar un esfuerzo mayor para avanzar con cada zancada. Así pues, más que estar pendientes de la distancia o del tiempo –puede llegar a ser desesperante darse cuenta de la lentitud con la cual avanzamos-, lo mejor es dejar fluir las sensaciones de estar disfrutando de una práctica única.

TÉCNICA. Para cerrar este tipo de consejos a la hora de correr por la nieve, hay que saber también que la forma de correr no tiene demasiado que ver a la que usamos cuando corremos por asfalto o tierra. La técnica de carrera cambia para adaptarnos a la exigencia técnica de correr por encima del blanco, un terreno que no es duro y que puede variar ostensiblemente de una pisada a otra. Correr por la nieve se asemeja bastante a hacerlo por encima del barro, si es que habéis tenido la oportunidad de hacerlo en alguna ocasión. Además de la importancia del calzado que ya hemos mencionado con anterioridad, es preceptivo –en la medida de la posible- tratar de entrar en contacto con el suelo con toda la planta del pie. De esta forma, lograremos una mayor estabilidad y tracción. Si sabéis esquiar, esto os puede ser de gran ayuda a la hora de afrontar un descenso, ya que, con la técnica adecuada y en función de las condiciones de la nieve, podemos llegar a deslizarnos por encima del polvo.

Información de contacto:

https://www.verticoutdoor.com/

@vertic_cat

 

 


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