Quantcast

TRIATLÓN

Nueva etapa deportiva alejada del Ironman

Marcel Zamora: “Me retiro de lo que he sido dentro del triatlón”

marcel-zamora-triatleta

(27-9-2017). Hace 23 años que hace lo mismo. O casi. Evidentemente, con el paso de los años, su rutina de entrenamiento y las horas que ha dedicado a un deporte que se ha convertido en su trabajo –como él bien dice- han ido incrementándose paulatinamente. Hasta convertirse en una rutina dura. Y sacrificada. El triatleta Marcel Zamora se retira.

O quizás este verbo, retirarse, es excesivamente duro. Y no concorde a la realidad. “Para ser más exactos, cambio la vida que he estado llevando desde que debuté en el mundo del Ironman”. El mito del Ironman de Niza y del Embrunman (el Ironman más duro del mundo con más de 4.000 metros de desnivel positivo en el sector de bici y más de 400 metros en el de la carrera a pie) abandona esta disciplina, aquello que ha marcado su carrera deportiva. A sus espaldas, suma más triunfos que nadie en las dos pruebas más representativas, dos iconos con más de 25 años a sus espaldas, del triatlón francés. 11 victorias en total. 5 en Niza y 6 en Embrun. La última, el 15 de agosto pasado. Hace poco más de un mes.

 No me retiro completamente, sino que cambio la vida que he estado llevando desde que debuté en el mundo del Ironman

Una retirada “por la puerta grande”

Nos encontramos en las oficinas de Asics Iberia en Barcelona para charlar sobre este nuevo giro que toma su existencia. Reconoce que este último Embrunman “es especial porque me ha permitido retirarme por la puerta grande”. Pero, eso sí, lo que importa es el conjunto y no sólo una carrera en concreto. Reconoce sentirse orgulloso por todos sus logros, ya que “si hubiera ganado sólo este año y no los otros, no tendría el mismo sentido ni repercusión”, apunta. Mira a sus espaldas y siente admiración por el global del cuadro deportivo que lleva su firma. Eso sí, tras repreguntarle, admite que “quizás sí, el Embrunman de este año es el más especial, por la forma como lo gané”. Era el objetivo que se había marcado durante tantas y tantas semanas en que su único pensamiento estaba centrado en esa fecha. Y en subirse al podio. Todo su día estaba condicionado por Embrun. Desde que “me levantaba hasta que me iba a dormir”. Marcel tenía más ganas que nunca de hacerlo bien en una carrera que le ha encumbrado dentro del mundo del triatlón de larga distancia.

“Quería volver a correr por placer, sin sentir dolor”

Y Marcel ha tenido mucho tiempo, demasiado, para poder visualizar lo que al final se ha convertido en realidad. Quería demostrar, y demostrarse, “que seguía vivo, que Marcel Zamora no estaba enterrado”, reconoce con emoción en ese rostro amable de ojos azules, transparentes como ese mar en el que casi nunca se ha sentido como pez en el agua. Siempre ha sido su asignatura pendiente esto del nadar, porque él venía de correr. Y de montar en bici.

Pero volvamos a nuestra historia, sin saltarnos las transiciones consiguientes. Marcel ha estado 3 años lesionado. Apartado de lo que más le gusta. Y sin ganar. Por primera vez en su vida deportiva, tuvo un lesión grave. Una dolencia que le obligó a pasar por el quirófano. “El médico me dio confianza, pero era inevitable que me surgieran muchas dudas”. Y preguntas. ¿Podría volver a correr? Podría volver a correr como antes? Seguiría siendo tan rápido en la carrera a pie? Con el paso de las semanas, tras la recuperación, “me conformaba con poder correr por placer, sin sentir dolor”. El período de recuperación se le hizo “muy pesado”. Demasiado largo para una persona que se ha dedicado en cuerpo y alma a la disciplina del triatlón de larga distancia, aunque pueda parecer una contradicción. “Veía que mis tiempos de correr no salían, que terminaba de correr e iba cojo…”. ¿Cómo consiguió superarlo? Pues con una relación de amistad. “Con el paso de los entrenos, acabé por hacerme amigo de ese dolor que sentía, hasta que se perdió”. Y esto le conllevó ganar una batalla: ganar al miedo que sentía.

Acabé por hacerme amigo del dolor, hasta que se perdió

Mayor reconocimiento en Francia

Marcel es un ídolo en el país vecino. Incluso ha llegado a correr para un equipo francés. Y su reconocimiento, como triatleta, es mayor que no en España. “En Francia, me siento admirado y reconocido”. De hecho, ésta es una carta que jugó a su favor en su vuelta a Embrun este año, olvidando la edición del pasado 2016, en la que tuvo que abandonar, o la del 2015 en la que terminó 5º. Trabajó la carrera antes de pisar esta localidad de la región de Provenza-Alpes-Costa Azul. Utilizó las redes sociales para imponer respeto a sus rivales. “Sabía que yo iba a marcar la prueba”, afirma. Quizás no podía correr tan rápido como en sus mejores años, pero estaba fuerte en bicicleta. Muy fuerte. Y, con el paso de los años, el agua ha dejado de repelerle la piel para acabar encontrando un medio que cada vez le es menos hostil. “The Legend is Back”, decían las camisetas grises que su grupo de amigos, con su mánager Cristian Llorens a la cabeza, imprimió a sus espaldas –sin él saber nada-. Una leyenda que se ha agrandado incluso más. Tenían una duda con el mensaje. Confiaban en la sexta victoria de Marcel. Pero… ¿y si no ganaba? No era necesario poner un número en las camisetas, con el mensaje de la leyenda ha vuelta era suficiente. Si ganaba, genial. Y si no lo hacía, pero completaba una gran prueba, también. Era un “lema comodín”, tal y como nos admitió el propio Llorens.

“Necesitaba dejarlo, estaba cansado psicológicamente”

Tras su victoria en Embrun, la cuestión era obligada. ¿Habrá un 7º Embrunman? ¿No se te ha pasado por la cabeza seguir un año más? Volver a Embrun para ganar por séptima vez. La respuesta es rotunda y sencilla. No. “Necesitaba dejarlo, estaba cansado psicológicamente”. Esta última preparación, de hecho, ha sido la más intensa. La más dura. Pero también la más ilusionante. “El hecho de acabar ha sido una motivación añadida, como un último empujón para seguir hacia delante día tras día, en los entrenos”, nos comenta. Una ilusión que le ha llevado a la constancia y, con el paso de las semanas, pasó a ser una obsesión, como comentábamos anteriormente. Un túnel largo que sólo tenía una única luz: la victoria de poder salir por la puerta grande. Como así fue. Un final soñado para cualquier deportista. Y si no hubiera ganado…, “pues tampoco se habría terminado el mundo”, dice sincero.

Creo que he sido una persona tocada por una varita mágica

Un currante del asfalto

Llevarse mal con Marcel Zamora es complicado. Es una persona afable, sencilla. Y con suerte, según él. “He tenido suerte porque siempre he sido un deportista admirado, que no ha tenido problemas con la Federación o con otros competidores, y los medios siempre me han tratado bien”. Se ha volcado siempre con un deporte que le ha dado “una vida especial, he vivido cosas que seguramente no habría podido vivir”. Ha conocido a mucha gente. Ha viajado por todo el mundo. Un trabajo –“aunque para mi no lo haya sido” matiza- que “me ha hecho enormemente feliz y al final, en la vida, lo más importante es ser feliz con lo que uno hace”. En el fondo, se siente un afortunado. “Creo que he sido una persona tocada por una varita mágica”, reflexiona antes de valorar sus cualidades como triatleta de larga distancia. “No soy un deportista con unas cualidades físicas súper extraterrestres”. Ha tenido que trabajar mucho. Currárselo, atendiendo al verbo que él usa. No obstante, es agradecido. “Mi familia siempre me ha ayudado, sin ellos no habría podido llegar hasta aquí”.

Un deportista de élite salvaje

Marcel ha completado más de 25 Ironmans a lo largo de su carrera, ganando casi la mitad de ellos. Una auténtica barbaridad. “Al principio, como todo el mundo, le tenía mucho miedo”, nos cuenta. Pero te das cuentas que “puedes acostumbrarte a él (al miedo) y, lo más importante, es controlar tu cuerpo y tu mentalidad”. Y agrega que “el día de la carrera debes ser muy duro de cabeza para poder llegar a la meta”. Una prueba, la del Ironman, que, a su modo de ver, está “demasiado mitificada”. “Sí, es una prueba muy dura, pero creo que hay otras disciplinas de un día, como una carrera de Ultra Trail por montaña, que son realmente más duras o incluso más exigentes”.

Zamora no es un hombre de hierro al uso. Ni por cómo piensa ni por cómo entrena. Siempre se ha autoentrenado, de una forma peculiar, y siguiendo el dictamen de su propio cuerpo. “Pero mi entorno lo ha respectado, porque, de hecho, es lo que me ha permitido conseguir todo lo que he conseguido”. Y opina que si le hubieran marcado mucho más, “como un entrenador duro puede hacer”, se habría retirado hace más tiempo. En sus propias palabras, “he escogido la forma más salvaje de vivir la experiencia de ser un deportista de élite”.

El Ironman está mitificado. Hay pruebas más duras y exigentes como un Ultra Trail por montaña

‘Born to Run’

¿Y hora qué? Es la cuestión que muchos le hacen a Marcel. “No me retiro, sencillamente dejo atrás todo lo que ha caracterizado mi vida deportiva”. “Me retiro de lo que me ha dado a conocer, de lo que he sido dentro del mundo del triatlón”. Sin embargo, deja claro que, si el cuerpo le acompaña, quiere estar uno o dos años más competiendo en una disciplina más específica como es el Extrememan (esto es, un Ironman que termina con un Maratón por montaña, en lugar de hacerlo por asfalto). Un paso gradual que debe llevarlo, de forma paulatina, a hacer aquello que más le apetece; trails de montaña y después algún Ultra Trail. Y afirma que “buscar esta nueva etapa me ayudará a desconectar de lo que ha sido mi rutina durante todos estos años: asfalto, asfalto y asfalto”.

Quiero desconectar de lo que ha sido mi rutina todos estos años: asfalto, asfalto y asfalto

A sus 39 años, desea buscar objetivos diferentes. Eso sí, seguro que hay algo que nunca cambiará en sus entrenos y en sus ratos libres. Una banda sonora que le ha acompañado durante toda su vida. La música del Boss, Bruce Springsteen, con canciones que parecen haber sido escritas para él. Born to Run, que sonaba este año a su llegada victoriosa en Embrun, podría ser una de ellas.

Tras esta charla con el 11 veces campeón del Ironman de Niza y Embrun –sumando todos sus títulos- sólo nos queda por añadir el lema de vida de Marcel. El mismo que da nombre al libro de su vida. Y el mismo que da sentido a su existencia, disfrutando cada día con el deporte que le ha permitido firmar una página de gloria –o varias- dentro del mundo del triatlón. Quién quiera una vida mejor

Información de contacto:

@marcelzamoratri

Facebook


No hay comentarios

Añade el tuyo