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MONTAÑA

A causa del déficit hídrico, según un investigador del Instituto Pirenaico de Ecología

Nubarrones sobre el atractivo del turismo de montaña para este verano

Las actividades acuáticas en la montaña serían las más amenazadas

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La escasez de agua derivada de la falta de lluvias durante este invierno y primavera, que se suma a los registros poco abundantes de los dos los años anteriores hace presagiar que las actividades acuáticas en la montaña como el rafting podrían verse amenazadas este verano.

(10-5-2023). El déficit hídrico que acumula la península en los últimos meses, y si no se producen lluvias abundantes en las próximas semanas, podría perjudicar la campaña turística en los escenarios pirenaicos de montaña este verano. Así lo deja entrever el investigador del Instituto Pirenaico de Ecología, adscrito al Centro Superior de Investigaciones (CSIC), Nacho López.

Tras una temporada de nieve más corta de lo normal, a raíz de las altas temperaturas y a la falta de nieve, la actual sequía que sufre la península, y en especial el Pirineo catalán, pueden perjudicar al turismo de montaña este verano. “Las actividades acuáticas, como el descenso de barrancos, cañones, rafting o los paseos en canoas, se van a poder practicar, pero con menos caudal de agua, lo que, probablemente, propiciará que éstas sean menos atractivas a ojos de los turistas y que se observe un descenso de la afluencia de practicantes”, apunta Nacho López.

El experto pronostica, sin embargo, que en el senderismo de montaña, el impacto del déficit hídrico será menor, si bien subraya que “deberán extremarse las medidas de seguridad ante el riesgo de incendio o la caída de piedras en alta montaña. Sobre este último aspecto, López remarca “que las precipitaciones de piedras son más habituales en condiciones extremadamente cálidas”.

Nacho López, también avisa del peligro de las laderas que, ante condiciones climatológicas más cálidas, se convierten en más peligrosas, por la aparición del hielo donde aún debería haber nieve. “Es imprescindible llevar encima crampones para afrontar estas actividades”, aconseja.

MENOR ATRACCION

A raíz de ese cúmulo de adversidades previsibles, derivadas del déficit hídrico, no es descartable que el atractivo de los escenarios de montaña pueda perder fuerza, según admite López, el cual deja entrever implícitamente que ello pueda restar afluencia de turistas hacia dicho medio.

Habrá que ver si la carestía de agua persiste y si de ello se derivan nuevas o más restricciones de consumo, así como los lugares donde se aplican éstas. Ello podría generar un efecto disuasorio entre los turistas de estos entornos y que, efectivamente, el turismo de montaña de este verano acabase registrando cifras inferiores a las del pasado, en el cual se obtuvieron valores en cuanto a tráfico superiores incluso a los de antes de la pandemia.

No en vano, cabe recordar que desde una de las principales empresas de ocio activo catalanas, Roc Roi, su máximo responsable admitía a CMDsport la semana pasada que, ante ese posible riesgo, su empresa está diseñando una serie de actividades en aquellos centros que tiene en la costa en aras de favorecer la optimización de su rendimiento y que ello les permita compensar la previsible pérdida de afluencia turística que pueden tener los centros que tienen ubicados en escenarios de montaña este verano.

VERANO PREVISIBLEMENTE SECO

Por de pronto, las predicciones estacionales están apuntando hacia “un verano seco”, asegura Nacho López, quien , sin embargo, admite que “no es 100% seguro, porque siempre pueden entrar en pocos días frentes que traigan tormentas de verano”.

Pero esas tormentas, a juicio del experto, pueden comportar precipitaciones de manera irregular y poco predecible, con lo que tampoco serían definitivas para dejar de hablar de déficit hídrico.

FALTARÍA UN AÑO DE LLUVIA PARA NORMALIZAR LA SITUACIÓN

No es ningún secreto que la sequía está acechando las montañas del país, y no sólo por la falta de lluvia de los últimos meses. “El 2022 ya fue un año muy seco”, recuerda López. Aunque también es cierto, apunta este estudioso del Instituto Pirenaico de Investigación, que el déficit hídrico ha afectado de manera desigual al Pirineo, siendo el más afectado el Pirineo catalán. “Las vertientes sur y oriental del Pirineo son las que menos precipitaciones han recogido”, añade.

Para poderse hacer una idea de la magnitud del problema, el investigador advierte que “necesitaríamos un año de lluvia continua para poder revertir la situación actual en nuestros bosques. Con sólo un mes de lluvia no sería suficiente”.


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