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MULTIDEPORTE

El Club Natació Badalona teme perder equipos por el caos de la piscina municipal

La piscina Mireia Belmonte lleva 350.000 euros invertidos en mejoras

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POLÍTICA DE REMIENDOS. La piscina municipal Miria Belmonte se encuentra al lado del Club Natació Badalona. Sin embargo, sus nadadores no pueden utilizarla a causa de los desperfectos que acumula debido a sus 60 años de antigüedad y a una política de mejoras basada en apaños.

(3-7-2020). Marc Estruch, presidente del Club Natación Badalona, harto de los constantes problemas que surgen cada año con las viejas instalaciones públicas, reclama con urgencia la construcción de una nueva piscina que evite la saturación de la maltrecha piscina Mireia Belmonte

Marc Estruch, presidente del Club Natación Badalona.

Desde hace varios años, la piscina municipal de Badalona lleva el nombre de una deportista de élite nacida en la ciudad, Mireia Belmonte. Pero el estado actual de esta instalación, que cuenta con más de 60 años de vida, no se corresponde con el prestigio mundial del nombre de la nadadora: desde hace casi una década acumula infinitos problemas y reparaciones.

Las arcas municipales llevan invertidos más de 300.000 euros en esta piscina desde el 2012. Dicha inversión, sin embargo, no ha solucionado los quebraderos de cabeza que padecen en el municipio, en general, y en el club que las utiliza, el Club Natació Badalona en concreto. Esta entidad teme ahora perder deportistas si no se resuelve pronto esta problemática.

FALTA DE PISCINAS DISPONIBLES

Pese a contar con dos piscinas pequeñas para el ocio y disfrute de sus socios, una para niños y otro para adultos, el Club Natación Badalona utiliza la piscina Municipal Mireia Belmonte por encontrarse ésta, al lado de sus instalaciones. El uso que se hace de ella entre los nadadores del Club Natación Badalona es fundamentalmente para los entrenamientos y las competiciones de los deportistas de su sección de natación. Éstos sufren ahora una doble problemática. Por un lado, la pandemia por el Covid-19 les dejó sin entrenar durante tres meses, y, por el otro lado, las constantes averías de la instalación les impiden regresar aunque ya ha concluido el confinamiento.

“Por enésima vez no funciona. No nos dan información de la reparación, lo último que sabemos es que hasta mediados o finales de septiembre no la podremos utilizar. Alargar la situación hasta entonces nos puede hacer perder deportistas, y esto es un problema muy grave para todo nuestro equipo”, alerta el presidente del Club Natación Badalona, Marc Estruch.

300 NADADORES

La entidad mueve a más de 300 niños y adultos, pero aún no sabe con certeza si tendrán una instalación disponible para preparar las competiciones del próximo curso. No todos podrán aguantar hasta finales de septiembre dado que en la ciudad hay falta de agua disponible. “En Badalona hay un déficit de piscinas desde hace años. Todos los espacios ya estaban colapsados antes, y ahora con las restricciones por el coronavirus aún más”, relata Estruch.

En el club existe una gran preocupación por la incertidumbre del momento: “No sabemos qué pasará. Entendería que las familias se cansen y puedan dejar el club. En el club buscan soluciones para sus deportistas, pero por ahora, centros como Marina-Besòs, Mataró y Masnou, apenas les ofrecen pequeños huecos para un número reducido de usuarios.

NUEVA PISCINA, PROYECTO EN EL AIRE

Para el presidente del Club Natación Badalona, la solución es clara: “Lo que habría que hacer es tirar la actual piscina municipal, porque ahí no se puede estar. Cada vez que la reparan dura tres meses. Eso es una ruina. Tiene problemas de mantenimiento y de vejez. Lo que hay que hacer es una nueva piscina de 50 metros”. La reivindicación de Estruch coincide con el plan que presentó el gobierno municipal del Partido Popular en 2014: una piscina nueva con medidas olímpicas que cumpla con los requisitos reglamentarios para acoger competiciones de la RFEN.

El proyecto, planificado hace seis años, preveía construir una piscina en el barrio de Bufalà que tendría un coste de entre 10 y 12 millones de euros. El cambio de color político en el consistorio frenó aquellos planes y la situación ha perdurado hasta ahora.

El pasado 29 de junio, de nuevo con el popular Xavier García Albiol al frente de la alcaldía, el proyecto recuperó impulso. La apuesta del grupo municipal es firme, aunque ya han manifestado que no será un proyecto “a corto plazo”. El problema actual es que hay que buscar un nuevo espacio y financiación, porque la piscina municipal Mireia Belmonte no se puede ampliar (se encuentra encajonada entre el paseo marítimo, la vía del tren y el mar).

LA NUEVA REALIDAD EN EL CLUB

El club resiste como puede mientras espera una solución que permita devolver al agua a sus nadadores. La pandemia les ha provocado una pérdida de cerca de 140 socios (tenían 1.700 en marzo), lo que supone un golpe duro durante un trimestre entero. El desconfinamiento llegó justo antes del inicio del verano y, gracias a una oferta lanzada hace pocas semanas, ya han logrado 70 altas. A falta de concretar, con cifras, el alcance real de la pandemia, en el CNB aseguran que mantendrán un presupuesto “equilibrado” que no hará peligrar la viabilidad de la entidad.

Este club también incluye otras disciplinas deportivas, como el patín a vela (el pasado fin de semana hicieron una primera regata), el remo, el triatlón o el windsurf. La vuelta de todas estas modalidades deportivas está siendo progresiva, aunque los niveles de actividad ya son “parecidos a los del año pasado”.

El refuerzo en la limpieza es la gran novedad para todas estas prácticas. En las actividades en el mar se reducen los tiempos para permitir una limpieza a fondo de todo el material.

Lo mismo ocurre en el gimnasio, donde no se permite más de 45 minutos por persona. Una vez finalizado ese período se limpia durante quince minutos la sala de fitness. Además, toda la instalación del club se desinfecta a fondo tres veces al día.

El distanciamiento social también afecta a distintas actividades grupales. Por un lado, se limita el aforo de las clases dirigidas a 20 personas. Por otro lado, se recorta el número de participantes del campus de verano a la mitad, pasando de 120 a 60 niños y niñas. Estos, además, deberán trabajar en grupos separados, que entrarán a las instalaciones divididos por franjas de edad y no se mezclarán dentro del recinto del club.

ACCESOS CONTROLADOS

La pandemia no ha alterado los planes de futuro del club. De hecho, es probable que acelere incluso la puesta en marcha de una de las propuestas que querían impulsar: el control de accesos y salidas sin necesidad de huella digital.

En las próximas semanas buscarán un sistema que les permita analizar las horas de mayor afluencia y, de paso, poder hacer un seguimiento más estricto del paso por el club de los usuarios para que, si alguno muestra síntomas de COVID-19, se pueda avisar a aquellos otros socios que hayan estado cerca de él. “Si no se dispara el precio, buscaremos un sistema de detección facial”, expone Estruch.


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